sábado, 31 de diciembre de 2011

Quiero un dos mil doce contigo.

Te quiero, y realmente no sabes cuánto. Sueño desesperadamente con tus labios, y anhelo esa sonrisa que me dedicaste algún día, dulce inocente de mi interior. Miro tu foto vacía, en el fondo deseando permanecer junto a ti en ella, sin darte cuenta que cuando me preguntas "¿Qué tal?" y te respondo positivamente en realidad me estás destruyendo por dentro, sin imaginar siquiera que mi corazón te pertenece, que mi interior sólo desea estar a tu lado y mi razón sabe que es imposible. Que lo único que deseo en la vida es que me mires fijamente sin apartar la mirada de mis ojos, observando el profundo de tu pupila, buscando ese amor que anhelo tanto. La gente me dice que debo olvidarte, y lo único que quiero es desearte aún más... Me gusta la sensación de felicidad que me produce el verte pasear por la calle tranquilamente sin darte cuenta de que me estoy derritiendo al admirar tu cara iluminada por la luz solar que refleja en tus mejillas sonrojadas por una risa floja que te entra por cualquier tontería. Me gusta la sensación de dolor que siento al verte de la mano con alguien, sin embargo siento a la vez una tranquilidad por saber que eres feliz. Adoro esa mirada que me diriges cuando me saludas, sentirme observada por ti durante un instante, ya me alegra el día.
Por eso ahora, que estamos a menos de veinticuatro horas de un año nuevo, teniendo una oportunidad más o una menos para demostrarte una vez más que te quiero, que daría mi vida por ti si hiciera falta, y que todo lo que me digas quedará grabado en mi mente, cualquier mirada dirigida hacia mí es pura fantasía en mi interior... sólo me queda decirte, ahora que con un poco de suerte leas esto, quiero un dos mil doce contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario