domingo, 28 de agosto de 2011

Pequeño.

Cómo pasa el tiempo. Parece que era ayer cuando jugaba con Lucía a las Barbies, cuando veía películas infantiles y cuando lloraba por cualquier tontería.
Cómo pasa el tiempo. Parece que fue ayer cuando nació Ale, Guille o Laura... Y ya van camino de los 9 y 8 años...
Cómo pasa el tiempo. Parece que fue ayer cuando aún charlaba con el abuelo, cuando me quedaba en Semana Santa en el campo y cuando no me dejaban salir por la noche.
Y es que ahora que tengo casi 15 años me doy cuenta de lo mucho que he crecido y lo rápido que pasa el tiempo. De pequeña no me daba cuenta de nada, y cuando alguien soltaba el típico comentario "¡Qué grande estás ya!" me miraba al espejo con cara extrañada pensando "Pero si estoy igual..."
Ahora me doy cuenta de lo que he madurado estos últimos años. Que de pequeña pensaba ser princesa y vivir en un castillo, y ahora sólo pienso en qué carrera voy a estudiar...
Cómo pasa el tiempo. Antes todo tan grande y ahora todo tan pequeño.

sábado, 27 de agosto de 2011

Te quiero.

Que alguien te haga daño, te baja la moral.
Que alguien se pelee contigo, te puede hacer llorar.
Que alguien te diga te quiero, no te puede hacer mal.
Y aún sigo esperando ese te quiero... Pero podré esperar.

lunes, 22 de agosto de 2011

Rincón del poeta.

Sabes que te quiero.

Sabes que te quiero,
y siempre preguntaré:
Si alguna vez muero...
¿Morirás tu también?
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No se si me quieres.

No se si me quieres,
pero yo te quiero a ti.
Aunque no me quieras
no saldré de aquí.

No se si me quieres,
pero yo a ti sí.
Aunque quieras que salga
no quiero salir.

No se si me guieres,
si me das la razón.
Pero sé con seguridad
que estoy en tu corazón.
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Debajo de mi cama.

Debajo de mi cama
hay un monstruo horrible.
Es muy chiquitito,
casi indivisible.

Debajo de mi cama
hay un monstruito.
No se si tiene amigos,
pero es muy chiquitito.

Debajo de mi cama
hay algo aterrador.
Es un terrible monstruo
pero con un gran corazón.
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De la familia.

De la familia
no hay nada que decir.
Sólo que hemos de estar unidos
y nunca, jamás huir.

Espero sinceramente
que la familia siempre esté.
Dentro o fuera de ti
eso cosa tuya es.

Pero sólo he de decir,
que a mi familia la querré.
Siempre que me haga falta,
en ella confiaré.
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Jumper.

Eras mi bolita
tan peluda y pequeñita.
Ahora no puedo tenerte,
me muero por volver a verte.

Eras mi bolita,
eras mi pasión.
Ahora se que estarás
siempre en mi corazón.

...Para un hámster que un día llenó de alegría nuestras vidas.
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No te vayas nunca.

No te vayas nunca,
quédate conmigo.
Necesito a mi lado
a un buen amigo.

Sabes lo que quieres.
Y lo sabes muy bien
Simplemente debes
volver a contar a cien.

Te quiero, te quiero
y siempre te querré.
No te vayas nunca, siempre acompáñame.
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Veinticuatro de febrero de dosmildiez.

Cuando te fuiste
supe que no volverías.
Ahora ya estoy segura.

Hace tiempo, cierto día
en que despertaste mi amargura
no supe lo que sentías
ante tu propia sepultura.

¿Por qué te fuiste, si tenías miedo?
No comprendo, lo que sientes ahora.
¿Qué sientes al habernos dejado?
Cuánto lloramos por ti, en nuestra amargura.

Yo ahora te digo, ya que no puedes volver:
Quédate quieto, espera a que llegue mi hora,
porque si no me esperas no me volverás a ver.
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Los niños.

Te pueden salir ricos,
te pueden salir pobres.
Te pueden salir parados,
o pueden marcar goles.

Te pueden salir listos,
te pueden salir tontos.
Te pueden salir cuerdos,
o pueden estar locos.

Porque los niños
son como los regalos.
Te pueden salir buenos
o te pueden salir malos.
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Y es así.

Sonríes si te miro
y me miras a mi.
Te sonrío y ríes
Y es así...
Como me haces feliz.
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Clara Cordero.

domingo, 21 de agosto de 2011

Aún más.

Una simple mirada, un simple suspiro. Un pestañeo y una sonrisa. Sabe perfectamente cómo mantenerme nerviosa. Sabe perfectamente cómo sacarme de mis casillas, enfadarme o hacerme reír. Sabe perfectamente cómo sacarme una sonrisa en un día oscuro y gris.
Sabe qué regalarme, qué decirme y cómo picarme. Una simple mirada hace que mi cuerpo se estremezca, que mi corazón palpite y las larvas se conviertan en mariposas en mi estómago en menos de un simple suspiro. Como se ríe y como se enfada. Me gusta mirarle a los ojos y que le brillen cada día más. Me gusta saber cada cuanto tiempo necesita pestañear, y me gusta saber cada cuánto tiempo se humedece los labios.
Sabe cómo tratarme. Todo esto y sin embargo ni si quiera se fija en mi. Claro que la edad tiene sus diferencias, y que hay más personas en ambos caminos. Ni si quiera se da cuenta de que cada vez que le miro mis labios quieren pronunciar su nombre, que mis mejillas se sonrojan cuando me mira, cuando me sonríe, cuando me dirije la palabra.
Tantos y tantos años llevamos conociéndonos, viviendo aventuras, compartiendo experiencias y risas, entre unos y otros.
Y ahora me doy cuenta de que tal vez esté más cerca de él, que cada vez que se esconde la luna y brilla el sol estoy a un paso más de poder abrazarle, tocarle y sentirle.
Y ahora me doy cuenta de que cada vez que me hago un poco más mayor le quiero aún más.

jueves, 18 de agosto de 2011

Un cambio de aires.

Hay ocasiones en las que me da igual todo... Lo que digan, lo que hagan, lo que piensen los demás. Estoy harta de ser la frágil endeble que se enfada a la mínima de cambio como una niña de 8 años...
Estoy harta de que la opinión de los demás influya tanto en mi. ¿Y qué si cuando me enfado me voy a mi casa? ¿No puedo estar a solas? Paso de tener que aguantar a los demás diciendo tonterías y soltando indirectas a la mínima de cambio. Estoy harta de tener que aguantar las chorradas de los demás y no poder decir nada. Estoy harta de tener que callármelo todo. Estoy harta de ser yo la infantil. De ser yo la cabezona.
¿Por qué la gente mira siempre la paja en el ojo ajeno? Nadie se mira a si mismo y se compara. Tú, que tachas a alguien de infantil, cabezón, pesado, criticón... Mírate antes a ti, puede ser que tú seas el primero en la lista de los infantiles, cabezones, pesados o criticones.
Estoy harta de todo. Y de todos. Y es que llevo tiempo planteándomelo, pero tendré que llevarlo a cabo... Me hace mucha falta un cambio de aires.

martes, 16 de agosto de 2011

Un mundo.

Vivo en un mundo en el que más popular es el que más se parezca a los demás. Vivo en un mundo en el que el débil y frágil es el diferente. Vivo en un mundo en el que las chicas exhiben su cuerpo para llamar más la atención. En el que los jóvenes beben y fuman para ser reconocidos entre la multitud. En el que si hay alguien que no sigue a los demás es rechazado. ¿Realmente nos gusta este mundo? Un mundo distinto al que era. Que tanto ha cambiado. En el que el que saca buenas notas no es nadie, y el que repite curso es Dios. ¿Por qué pasamos a ser tan superficiales?
Vivo en un mundo en el que si no te has besado con nadie a los 15 años eres una estrecha. En el que si no exhibes tu cuerpo con escotes hasta el ombligo y cinturón de falda, eres una "monja". En el que si piensas de forma diferente te miran mal por la calle. En el que tienes que tener faltas de ortografía porque si no eres una "sabelotodo". En el que tienes que intentar parecerte a los demás para ser alguien. En el que si tienes un poquito de cabeza eres una "listilla". En el que en las fotos tienes que parecer un maniquí. En el que en las redes sociales tienes que tener más de 500 amigos, porque si no eres una "Forever alone". En el que te juzgan por tus sentidos musicales y por tu apariencia hacia los demás. ¿Por qué?
Vivo en un mundo en el que se hace todo lo posible por destacar aunque se haga daño a los demás, aunque los conozcas de toda la vida, aunque sean tus amigos... En el que si eres amigo de alguien que no destaca ya no eres nada. En el que ya no se puede confiar en nadie.
Odio este maldito mundo. Un mundo que ya no es un mundo.