sábado, 18 de agosto de 2012

El amor de una madre.



Cambiará al paso de los años. Y tú estarás ahí para ayudarle. Errará, pues es humano, pero seguirás a su lado. Pase lo que pase, lo ignore o no, tú siempre estarás.
Te hará preguntas difíciles al principio, te dará respuestas horribles después. Se quejará por bastantes cosas, te ayudará en muchas otras. Agradecerás cada segundo que esté a tu lado, desde el primer instante en que lo resguardarás, frágil, en tus brazos.
Lo cuidarás y lo querrás más que a nada ni nadie. Sólo tendrás tiempo para él. Te perseguirá a todos sitios cuando empiece a aprender, y lo perseguirás a todas horas cuando haya aprendido demasiado. 
Te preocuparás por él cada minuto que pase lejos de ti, y todo lo que hagas, lo que digas, será por él. En ocasiones no sabrá apreciarlo, pero tú siempre mirarás primero por él. 
Le felicitarás en los logros y le animarás en los fracasos. Harás todo lo que esté en tu mano por hacerle feliz, y procurarás darle todo lo que se merece. 
Reirás si ríe, llorarás si llora. Os enfadaréis y os perdonaréis.
Cuando crezca se irá de tu lado, pero en tu corazón siempre seguirá siendo tuyo.
Encontrará el amor, y tú te alegrarás por él; pues un día, cualquiera, el sentirá todo lo que tú has sentido durante su vida. 
Porque no hay magia más grande, que el amor de una madre. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario